Un proceso iluminador

Por José Tomás Vicuña, Socio Nómade Consultor. Participante de Aceleradora Hola 

¿Quiénes somos? No qué hacemos, ni qué tenemos. No nuestros logros, ni cuántas personas en el ámbito de la movilidad humana tenemos en nuestro celular. Esta aceleradora comenzó con lo más importante para promover el vínculo sincero: quiénes somos. 

Todo comenzó en Colombia, donde nos reunimos mujeres y hombres de distintos países de América Latina, que llevamos años trabajando desde distintos ámbitos con personas en movimiento y refugiadas. No sabíamos muy bien qué implicaba el proceso en lo concreto. Se nos invitó a trabajar por algo, sin forzar la agenda, ni apurar un resultado. 

Taller de trabajo de Aceleradora Hola en su segunda fase

En octubre, durante tres días en Bogotá, Colombia, pudimos conversar sobre quiénes somos. Eso nos llevó a tejer un vínculo no centrado en quién puede financiar mi próximo proyecto o buscar un nexo para el trabajo, sino en conocer historias de vida, nombres, deseos, miedos, reflexiones de vida de personas que viven en México, Costa Rica, Colombia, Argentina o Chile, pero también en España o Suecia. 

Pudimos conocernos desde el ser y no nuestro rol. Esto creo que fue fundamental en el proceso, porque hace el vínculo más sostenible. La migración suele enfocarse desde el tener o el hacer. ¿Qué título tienen los que vienen? ¿Qué trabajo pueden hacer? ¿Cuánto aporta a la sociedad? Me pregunto, ¿acaso alguien “aporta” sólo porque trabaja? ¿Qué pasaría entonces con alguien con una discapacidad o una persona jubilada que quiere migrar? Dejamos de lado el ser, priorizando sólo el hacer. 

Desde ahí, entonces, nos embarcamos a pensar el hacer. ¿Qué podemos hacer por reducir las brechas? ¿Cómo podemos innovar? Fuimos hablando mucho, se fueron abriendo bastante las conversaciones, pero tal como el árbol del logo de Ashoka, la raíz estaba sólida y era tiempo de florecer. Fue una primavera en la que abundaron las conversaciones y abrimos perspectivas. A ratos no llegábamos a algo concreto y nos perdíamos; pero mirando hacia atrás, no conozco ni una iniciativa que comenzó con todo claro. Hubiera sido hasta extraño que hubiéramos llegado rápido a una propuesta concreta.  

Debate durante la fase 2 de Aceleradora Hola

Del mismo modo, la convivencia intercultural pasa por abrir muchas conversaciones, no tener las respuestas rápido. Es más, si no hay tensión, significa que aún no hemos puesto todo nuestro ser. Tenemos conflictos con amistades, familiares, sería extraño suponer que no los tendríamos con desconocidos. No llegamos rápido a una sociedad inclusiva, debimos dejar que las ramas se expandan, ya que a veces incluso, nos tapan la vista. Pero es necesario dejar crecer el árbol. En lenguaje del proceso, éste es sistémico. Crece y se mantiene por un conjunto de factores. No sólo por una rama, una hoja o una raíz.  

En diciembre el tiempo nos llevó a podar ese árbol. En otras palabras, teníamos que llegar a formular un problema concreto. Al comienzo, sentía algo de preocupación y angustia, porque hasta la fecha todo era más difuso y abierto, que claro y cerrado. Pero nos propusimos irnos a Navidad con un problema. Ese sería nuestro regalo… ¡y nos lo dimos! Fue clave focalizar. Ante múltiples aristas que podemos abordar en la movilidad humana, teníamos que enfocarnos en qué queríamos y podíamos hacer ahora. Ello, por un lado, llevó a centrarnos en mujeres migrantes desempleadas, que viven en situación de vulnerabilidad.  

En la misma línea, ante múltiples aristas que tiene la convivencia, ¿qué pasaría si nos centramos sólo en una? La política suele focalizar sus discursos migratorios en la frontera y seguridad. Es una arista necesaria, pero se sube el volumen para parecer con la solución y los datos muestran que no se trata sólo de gritar más fuerte. Es sistémico, se requieren acciones múltiples. La tensión se vive en la ciudad, pero las propuestas se centran casi exclusivamente en la frontera. ¿No habría que focalizar en otros lugares? ¿La crisis la causan las personas o las políticas migratorias?  

Definido el problema y foco, nos fuimos a las propuestas. Al hacer. ¿Qué hacemos por las mujeres desempleadas en situación de vulnerabilidad? Nuevamente, se abrieron muchas conversaciones, muy necesarias. Más que comenzar por buscar la solución, aunque resulte incómodo, estos procesos deben llevar a una nueva confusión. Dejar crecer el árbol y luego podarlo, más que controlar el crecimiento. ¿Acaso podemos limitarlo? 

De ahí es que arribamos a nuestro puerto: 7 prototipos de soluciones. Fue un proceso arduo, que fue derivando en seleccionar 3 de ellos según criterios de posibilidad, urgencia, necesidad, competencias del mismo equipo. Terminamos con el “tener”: Tenemos algo. Tenemos 3 ideas que buscaremos planificar, desarrollar, implementar y que escalen a Latinoamérica. 

Primero somos, luego hacemos y al final tenemos. Un proceso que comenzó lejos de un panorama de claridad absoluta, dejando espacios para la conversación, la tensión, para finalizar con la sensación de orgullo por el camino recorrido y esperanza en lo que viene. Agradezco a Ashoka por darme esta perspectiva del proceso, por generar amistades en medio del trabajo y por ver crecer una pequeña semilla en un árbol que se quiere expandir, dar sombra y apoyo a toda una región.